martes, 25 de septiembre de 2012

Brochazos



I
carretera
lengua negra
lápida


II
trayecto pasivo
negativo que graba
efímero en la retina


III
revuelto en el asiento
burlo con un guiño
en mi urna al tiempo


IV
lengua compañera
que bordeas mi paseo
corre al ritmo que te marque


V
sinuoso el líquido
fluye calmo a sus costas
argentas valizas lo cercan
vigas frontales deshojadas


VI
Esponja pétrea con ramas
Tus escamas verdes brillan.


VII
paredón desafiante
sobresale y corona
un horizonte liso y duro


VIII
barriga al descubierto
cubierta de suave vello
jóvenes brotes de la llanura
que bailan con la brisa
en ligero tintineo.


martes, 10 de julio de 2012

Reseña del libro Francisco Tárrega de Wolf Moser



Moser, Wolf: Francisco Tárrega. Devenir y repercusión. (Ayto. de Castellón, 2007)


            Posiblemente, el libro de Moser constituya uno de los acercamientos más completos a la figura de Francisco Tárrega Eixea, gran guitarrista del siglo XIX erigido por sus discípulos como el padre de la guitarra moderna. El libro está dividido en cuatro partes (Biografía, Obras, Método y Repercusión) y constituye un magnífico mosaico de la vida guitarrística en España entre los años 1830 a 1960 con Tárrega como eje central. Moser puntualiza cómo Tárrega ha sido objeto de grandes discusiones debido a la mitificación que se dio a su figura tras su muerte. Ello quizá persiguió legitimar las carreras de guitarristas emergentes, constituidos como un “clan selecto” que estuvo cerca de los pasos del mentor. Así, los numerosos homenajes y declaraciones laudatorias a menudo exageraraban sus logros generando la imagen de un deseado héroe nacional en quien basar el florecimiento de una nueva generación de virtuosos del instrumento. Sin embargo, al contrario de su influencia posterior, Tárrega era poco conocido fuera de las fronteras españolas a inicios del siglo XX y murió en gran parte incomprendido en sus logros artísticos.
            Uno de los puntos fuertes del libro es mostrar la indiscontinuidad de la tradición guitarrística en España que va desde Aguado y Sor, que sientan la base de la Técnica y la producción sonora (con o sin uñas, respectivamente) hasta Llobet, Pujol y Segovia, pasando por Arcas y su innovación instrumental con las guitarras de Torres y el cauce artístico de Tárrega con la apertura a repertorios de otros instrumentos.
            Moser sitúa a Tárrega como continuador de la tradición de la escuela de Aguado a través de sus contactos con Arcas. En general la pléyade de guitarristas de la época (Cano, Damas, Parga, Manjón, Ferrer, etc.) están influidos directa o indirectamente por la escuela del compositor del Rondó en La y tocaban con uñas. Tárrega también lo haría en su etapa intermedia, donde con su virtuosismo se granjeó la fama de mejor guitarrista del momento con interpretaciones sin manierismos ni vicios guitarrísticos.
            Por lo general, en sus conciertos, Tárrega siempre tocaba un repertorio efectivo que combinaba reelaboraciones de piezas populares de otros (Jota de Arcas, motivos españoles), obras propias y arreglos de piezas para piano. Su formación como pianista le proporcionó un conocimiento de primera mano, una sensibilidad especial hacia la música para teclado y adaptó a la guitarra numerosas obras. En un inicio sus arreglos del Trémolo de Gottschalk y La Marcha fúnebre de Thalberg le proporcionaron gran fama por la demostración inusitada de virtuosismo en unas piezas populares en la época. Sus transcripciones de Beethoven, Mozart, Schumann, Mendelssohn o Chopin consolidarán su arte como adaptador a la guitarra y harán evolucionar su conciencia musical. Más adelante su predilección por las piezas de Albéniz y la transcripción de la Fuga BWV 1000 de Bach marcarán el futuro gusto musical de los instrumentistas del siglo venidero.
            Tárrega irá reduciendo el ámbito de sus conciertos hasta preferir el concierto privado para un público selecto que lo escuchaba con devoción y fervor. Será en esta época cuando decida cortarse las uñas y, como ya advirtiera Sor en su método, buscar un sonido más redondo y puro. Dicho cambio no fue debido a la debilidad de sus uñas como afirma Domingo Prat, sino que, como sostiene Moser, constituye un cambio consciente hacia la búsqueda de la verdad musical y que conllevó un cambio en la técnica y la posición de las manos. En este camino se vio solo y únicamente fue seguido por Emilio Pujol, quien además escribió un ensayo sobre el tema[1].
           
            El libro tiene en su segunda parte gran interés y detalla la obra de Tárrega y la diversidad de textos, diferentes versiones y fuentes de la misma, además de realizar sugerencias para su interpretación. Resalta cómo sus obras carecen de gran aliento y en gran medida constituyen adaptaciones o reelaboraciones de otras (Fantasía de la Traviata tomada de Arcas, el preludio Oremus tomado de Schumann e incluso la posibilidad de que Recuerdos de la Alhambra esté basada en un aria de Los buscadores de Perlas de Bizet). La multiplicidad de manuscritos y versiones existentes se debe a que en su mayoría eran utilizados como material pedagógico adaptado a las posibilidades de cada uno de sus alumnos. Con tal cantidad de material es comprensible cómo el propio Tárrega tiene una acepción muy amplia de lo que escribir para guitarra se refiere que contempla actividades como la composición, la reelaboración o la transcripción[2]. Muchos de esos manuscritos constituían pequeños preludios pensados para introducir determinadas obras de mayor duración y con las cuales guardaban alguna relación motívica o tonal.

            La tercera parte de esta monografía realiza un trazado histórico de la enseñanza del instrumento que se inicia con los tratados de Bermudo y Amat, continúa con los tratados de Fernandiere y Moreti y se detiene en una extensa relación de las aportaciones de Sor y Aguado a la pedagogía del instrumento, su técnica y su notación. Posteriormente comparará las aportaciones de estos con las digitaciones elaboradas por Tárrega en sus ediciones. Dicha comparación concluirá que Tárrega tiene una concepción de la mano derecha más avanzada en cuanto a la independencia de los dedos y un mayor uso del dedo anular. La afirmación se realiza a sabiendas de que Aguado aconsejara el uso del meñique, que nunca desarrollo más allá de un postulado teórico. Así Moser niega la validez de este argumento utiulizado por los detractores de la escuela de don Francisco. Por otro lado también se resaltará su toque apoyando en varios dedos  (incluso en el trémolo [!]), tomado de Arcas y que le proporcionaba un mayor volumen y densidad de sonido.

            La cuarta y última parte da numerosos testimonios tanto de sus seguidores como de sus detractores y proporciona información biográfica de los mismos. De entre las afirmaciones de Moser destacaría la negación del supuesto “autodidactismo” de Andrés Segovia, quien siempre intentó desmarcarse de la estela de Tárrega aunque en su inicios no podía esconder una enorme admiración por Llobet y una dependencia al modelo de concierto de Tárrega. A este respecto, Moser dedicará un apartado dedicado a las influencias de Tárrega en la confección de los programas de concierto, los cuales irían incorporando cada vez más piezas originales de compositores no guitarristas y un mayor interés por la música de Bach, del cual la Chacona arreglada por Segovia constituirá uno de sus más grandes hitos. Es digna de destacar la reflexión que realiza acerca del desarrollo del género de la transcripción tras Tárrega, que muchas veces perseguirá un “más dificil todavía” y que hace que grandes obras pierdan al ser tocadas con las seis cuerdas, constituyendo dichos arreglos “auténticas excreciones” en el repertorio para guitarra.
            En general, éste es un buen libro de obligada referencia para los estudiosos de la guitarra, disponible finalmente en castellano, con gran cantidad de información, ilustraciones y testimonios. En esta traducción del original alemán sería deseable una revisión para mejorar muchas expresiones que quedan débiles y corregir las numerosas erratas o elisiones de palabras que aparecen en demasiadas páginas. Por otro lado, el estilo de Moser no está exento de grandes dosis de divagación, preguntas retóricas y reelaboraciones de las ideas ya tratadas que frenan la fluidez de la lectura y recargan demasiado el discurso.


[1] Emilio Pujol. El dilema del sonido en la guitarra. (Buenos Aires, 1932?)
[2] En una carta Tárrega afirmará “Estoy trabajando una fuga de una Sonata de Bach que será lo mejor que se haya escrito para guitarra”.

domingo, 17 de junio de 2012

Tanga-zoo


    La cuerda que rodea su cintura desnuda se balancea al compás de sus caderas. Frente a ella un observador mira perplejo cómo sus piernas bailan un tango acentuado. Los ojos le brillan parpadeantes de lluvia nocturna, interrumpida de silueta seductora. Él se levanta y va tras la danzante con la intención de quebrar su frágil elástico, pero solo consigue tirar de él. Tras un ligero latigazo, su presa escapa desafiante a sus garras. 
      Uno tras otro corren sinuosamente entre barreras de terciopelo. El vigilante derrumba toda frontera a su paso y consigue atraparla. La acerca a su cuerpo y ambos se miran fijamente. La tensión de sus rostros se relaja en una cómplice sonrisa. Ella se suelta de sus brazos y felina, contornea su paseo hasta el interruptor. La luz se apaga. Sólo las gotas de la ventana brillan en la oscuridad de la sala. 


martes, 5 de junio de 2012

A tientas


Ha oscurecido.
Mi sombra se refleja en la pared,
mi cuerpo en  lienzo de adobe.
Me detengo como gravitando
y llevo las manos a la cabeza.
Toco el algodón que se incrusta
sobre la superficie rígida de la piedra.
Musgo que se agarra a lo inquebrantable
y echa raíces hasta mi espalda de lava
que viscosa me recorre esqueleto abajo,
escurrida y menos lucida que antaño.
Tiene surcos que son llagas,
cicatrices de heridas que mi dedo curioso
excavó en busca de lodo graso,
entretenimiento sado-masoquista
con el que se experimenta el placer
de producirse dolor a uno mismo.
Siempre hay recompensa.
Si no es grasa es sangre,
pero no hay descanso hasta obtenerla.
Obseso continúo hurgando.
Bajo a las colinas de fieltro cubiertas.
Flirteo con la brecha fétida que las separa,
rasco y agito los cúmulos sedentarios
que día tras día reposan vagos
sobre asientos duros, insistentes.

Después de intentar arrancar durezas extrañas
amaso mis muslos tensos, tedioso.
Estoy cansado...
El tótem cae sobre un lecho.
Produce un ligero sismo a su contacto
y el colchón se agita en turbulencias.
Mi efigie reposa sin ropa.
Todo me da igual. Es cierto.
Me notan depresivo, quizá sea cierto...
También yo lo he notado.
Prefiero llamarlo “etapa de reflexión”.
La penumbra me ayuda a imaginar
otros lugares, otros momentos
que tal vez ocurrieran en un día sin recuerdo,
una mirada, una sonrisa, una palabra suelta,
que ya no dice nada, presa sin sentido.
La repito y cobra carácter épico, fantasmagórico.

Mis manos se posan en mi pecho por fin.
Han terminado su viaje, mi masaje hedonista,
repetitivo y revisitado que consigue nublar mi mente.
Es ese instante el que buscaba,
donde el tiempo se para y la vida termina.
Apago mi vista y atento escucho
lo que en silencio no paro de decir,
un fluir etéreo, un silbido ronco,
un vaivén de olas que me tranquilizan.
El nirvana no es eterno y vuelvo a tierra.
Así me odio por egoísta.
Yo y todo lo que debe girar entorno a mi,
aspiraciones, falsos sueños, futuros imaginados...
Intento en vano darles sentido.

Del negro de mi ceguera surgen brumas
que embriagan alucinógenas esta hora de infortunio.
Flashes distorsionan la gótica estampa.
Vuelvo a lo de siempre cansino.
Reapareces una vez más como una auto-tortura
porque sé que soy yo quien te conjura
y disfruta en cierto modo del deseo no resuelto,
del recuerdo distorsionado que confunde.
Abrumado, casi lloro o quisiera hacerlo.
Sería todo más fácil, más claro entonces.
Creo que no puedo hacerlo.
No es tan puro lo que siento, esta contaminado.
Sentimientos que brotan encontrados y colapsan,
destruyéndose mutuamente, fraticidas.
Me inquieto y tiemblo asustado por ello.
Convulsionado por mis náuseas, nervioso,
intento levantarme. Por fotuna lo consigo.
Esta vez sin ningún percance ni luxación,
(el terror del descuido siempre amenaza)
pero, dislocado por la incorporación repentina,
todo da vueltas.
Aturdido sonrío por la paradójica situación
de sentir todo orbitando a tu contorno.
Trago saliva y me desinflo como efecto.
En pie y más cercano al suelo doy unos pasos.
Enciendo la luz y guiño los ojos frenéticamente.
Los froto con mis manos y continúo andando.

Fulgores verdes me acompañan en mi camino a la ducha.
Mis pies se despegan lentamente del suelo
con crujidos adhesivos de pulso regular.
Bajo el grifo recibo su lluvia cálida
que se deshace en vapores a mi contacto.
Mis hombros arden y me noto empequeñecer.
Mi piel se libra de escamas, de costras
y la espuma me recorre jugosa en la catarata.
Salgo de la ducha y seco sus gotas.
Limpio el espejo empañado y ahí estoy,
como siempre, observado por mi mismo
en esa especie de rito habitual que nada salva.
No cambiamos mucho con los años, pienso.
Apago la luz nuevamente.
Es un acto de rebeldía contra mi mente
para regresar a un cómodo anonimato.
Todo vuelve y se presenta en tu memoria,
cambia ligeramente y a la vez se mantiene
en esencias que perduran a través de los años.
Hoy pudo haber sido ayer y hubiera sido igual.
Pudo haber sido hace años y podrá ser así mañana,
en el día de mi jubilación o en mi último día.
De niño ya lo hacía, ¿Por qué habría de cambiar?
Otros más eruditos lo vieron antes:
El agua del río siempre distinta, siempre cambiante,
Siempre el mismo río...

martes, 10 de abril de 2012

Análisis del repertorio grabado en la serie Guitar Collection del sello Naxos.

El sello Naxos, creado en 1987, ha redefinido la manera de comercializar la música clásica al desarrollar uno de los catálogos de repertorio no duplicado más extensos y de mayor crecimiento del mundo (unos 2500 títulos), con gran calidad de sonido y a precios muy asequibles. Ello se consigue manteniendo los costes bajo mínimos al centrarse más en la música que en la promoción de artistas. Además, los beneficios obtenidos se invierten preferiblemente en grabaciones de nueva música más que en versiones del repertorio estándar ya existente. El catálogo de Naxos incluye ciclos completos o ciclos “in-progress” de compositores consagrados, pero también se aventura en las rarezas y en la música contemporánea.

Esta reseña centrará la atención en el repertorio de la serie Guitar Collection, que alberga gran cantidad de repertorio no grabado con anterioridad y tiene la colaboración de algunos de los guitarristas más afamados de la actualidad, a los cuales se les designa la grabación de un CD completo. Esta serie cuenta con casi un centenar de registros (89 por el momento), a los que se debe sumar los 37 recitales de guitarristas de la Laureate Series (donde los registros de guitarra superan la mitad, con mucha menor representación de instrumentos como el violín o el piano). La clara apuesta de Naxos por la guitarra y su repertorio es respaldada por la gran aceptación de esta colección, ya que siete de sus títulos se encuentran en la lista de los cuarenta discos más vendidos del sello, según la información que proporciona su propia página.
Fieles a su idiosincrasia, Naxos incluye ciclos completos de los compositores para guitarra más relevantes. A continuación se valorará algunos de ellos:

1.-Ciclo dedicado a la obra completa de Fernando Sor, compositor y guitarrista español de inicios del s. XIX. Consta de 15 registros divididos por números de opus más o menos contiguos, a excepción de los dos dedicados a su obra para dúo de guitarras. Cada CD está abordado por un guitarrista diferente. De entre ellos podemos destacar el realizado por el virtuoso serbio Goran Krivokapic, que contiene algunas de sus obras más importantes, los 12 estudios op. 6, la Fantasía op. 7 dedicada a Pleyel, y las archifamosas variaciones sobre un tema de la Flauta Mágica op. 9. También es digno de mención el registro de Adam Holzman con las dos Grandes Sonatas de cuatro movimientos op. 22 y op. 25 y el interpretado de manera preciosista por Margarita Escarpa con repertorio más “salonístico”. La grabación de la obra completa de Sor puede considerarse uno de los hitos de esta serie, ya que sólo se contaba con el precedente de la grabación del japonés Kazuhito Yamashita.

2.-Ciclo dedicado al Compositor Napoleón Coste. Alumno de Sor en Francia y autor de un respetable número de obras, no había sido objeto de una grabación integral. De entre los intérpretes destacan el estadounidense Jerry Mcfadden y el checo Pavel Steidl, famoso por sus pirotécnicas interpretaciones del repertorio decimonónico. Se hecha en falta un registro con su obra camerística para oboe y guitarra.

3.-Ciclos dedicados al repertorio de cámara con guitarra como la obra para violín y guitarra de Paganini (con el director de la serie Nobert Kraft a la guitarra), la integral de los Quintetos con guitarra de Boccherini, y registros con los trios op. 18 de Fraçoix de Fossa (editor de la parte de guitarra de los quintetos aludidos) o de las más conocidas obras para flauta y guitarra de  Mauro Giuliani (también con Kraft).

4.-Otros registros interesantes en el repertorio clásico-romántico son los CD dedicados a los estudios de Julio Regondi, a los Carpichos de Legnani o los Ghiribizzi de Paganini. A pesar de esta gran labor en la grabación del repertorio se hecha en falta una mayor atención a la obra de Mauro Giuliani (comparable con Sor en su establecimiento dentro del canon guitarrístico) al cual se le dedican sólo algunos registros de entre el que destaca el de sus Variaciones, con Ricardo Gallén. Algo similar es la atención recibida a Ferdinando Carulli.
Dentro del siglo XX, el cual fue el siglo de mayor expansión del repertorio para guitarra, podemos hallar mayor dispersión. Aún así gran parte del repertorio está representado y existen ciclos muy relevantes:

5.- La extensa obra Mario Castelnuovo-Tedesco y Manuel María Ponce, compositores predilectos de Andrés Segovia cuentan con múltiples registros. Destacamos por su alto nivel artísico los 24 caprichos de Goya de Tedesco interpretados por el croata Zoran Dukic.

6.- La obra para guitarra sola del cubano Leo Brouwer, donde destacan los registros realizados por Ricardo Cobo con gran autoridad y el de G. A. Devine con reperotorio más reciente y algunas rarezas.

7.- La primera grabación completa obra de para guitarra de H.W. Henze con Franz Halasz al frente, que aúna en dos CD’s las dos sonatas de la Royal Winter Music con música camerística y con orquesta.

8.- Algunos ciclos “in progress” incipientes como los que se vislumbran dedicados a autores españoles como Tárrega, Moreno-Torroba, Rodrigo o Gracía-Abril.

9.-Por último comentaremos algunos registros muy relevantes como los dedicados a la música con guitarra de Agustín Barrios o Heitor Villa-Lobos. También dentro del repertorio sudamericano se ha procedido a aunar diversas obras bajo títulos como “Music of Brazil”, “Music of Argentina”, etc. con un acento más comercial, de entre los que destacamos la gracilidad melódica y rítmica de Victor Villadangos en el repertorio argentino.
Más allá de los ciclos centrados en el repertorio, la Laureate Series presenta recitales (grabados en estudio) de galardonados en algunos de los concursos internacionales más prestigiosos. En ellos el criterio del repertorio corre a cargo del intérprete. Por lo general se puede notar una reincidencia en ciertas obras del repertorio (Sonatas de Ponce, Turina, Antonio José, Brouwer o Ginastera) que conviven con piezas menos conocidas (de elección del intérprete o piezas obligatorias de algunos concursos) junto con obras de estilo popular (Paco de Lucía, Manuel Quiroga, etc.) o de creación propia (en el caso de Johannes Möller).

Tras este análisis podemos comprobar como la serie Guitar Collection es de gran relevancia dentro de la trayectoria editorial del sello Naxos y es una gran herramienta para un mejor conocimiento del repertorio e interpretaciones de los más diversos guitarristas de la actualidad.

Información obtenida a través de la web http://www.naxos.com

domingo, 11 de marzo de 2012

El problema moral del aborto desde una perspectiva laica y responsable.

Por Víctor Landeira

El debate actual sobre la ley del aborto pone una vez más sobre la mesa la problemática de una decisión tan controvertida como la de la interrupción del embarazo. El dilema moral subyace en los argumentos expuestos por los partidos mayoritarios que, más allá de los supuestos ya aceptados en la ley, abogan por el “derecho de las mujeres a decidir si quieren ser madres” o por la “defensa de la maternidad”.
            Ambas posturas ponen a la mujer en el centro del debate, sin citar al hombre por ningún lado. Es obvio que sobre la mujer recae la carga física de un embarazo pero se debe incidir en que la responsabilidad ética por el mismo es de ambos. Un embarazo es responsabilidad de dos personas de ambos sexos que deben responder por la vida en gestación que han concebido juntos. Es lacerante ver cómo recae el peso sobre la mujer y se la responsabiliza del aborto mientras que el hombre, en un acto de inmadurez, se va de rositas. Muchos son los casos de hombres que eluden sus responsabilidades y dejan solas a sus parejas ante tan difícil situación. El hecho de que todavía se reduzca el aborto al ámbito femenino es un error moral que sólo conlleva a indagar más en la falta de compromiso por parte de la población masculina y en gran medida, favorecer estas prácticas.
            Algunos articulistas, en unas declaraciones machistas que sólo nos llevan a la repulsión, han llegado a poner a la mujer moderna como descerebrada al tener una vida sexualmente activa y culparla luego del alto índice de abortos. Este tipo de declaraciones encubre un preocupante complejo de inferioridad masculino. Más allá de las mimas, debemos puntualizar que la mujer siempre es mucho más consciente de los riesgos y consecuencias que conlleva una relación sexual, por lo cual actúa siempre con mayor responsabilidad que el hombre. Al contrario son demasiados los hombres que ven el problema como ajeno y ven el sexo con mayor frivolidad y deseo de inmediatez. Un ejemplo de esto son aquellas relaciones en las que el hombre presiona en un “dejarse llevar”, siendo la mujer quien accede a su insistencia. Este hecho puede ser especialmente crítico en las relaciones primerizas de los jóvenes, cuando las inseguridades, el desconocimiento y la inexperiencia son un factor crucial en la aparición de embarazos no deseados.
          Muchos jóvenes nos hemos encontrado alguna vez en la situación de estar ante la espada y la pared por la posibilidad de un embarazo inminente. Todo comienza con la frase: “Tengo un retraso”. Tras ella surge una marea de ideas, de cábalas, la cuenta de días, posibilidades, etc. Casi ningún método anticonceptivo garantiza una eficacia 100%, así, mientras no se resuelve el enigma, la tensión corta el ambiente. Todo parte del miedo a tener que adoptar una posición de gran responsabilidad de manera repentina, cuando la vida propia es un misterio. Comienza así la debacle de la juventud con todas sus potencialidades, sus sueños, en definitiva, la vida imaginada. Por lo tanto, si finalmente aparece un embarazo no deseado, el aborto surge como una opción traumática pero deseable, un borrón y aquí no ha pasado nada. Pero el aborto, hay que dejarlo claro, no es un método anticonceptivo. El aborto significa la interrupción del desarrollo de un humano que no ha elegido ser concebido, significa decidir sobre una vida de la cual somos máximos responsables de su existencia, en definitiva, es una elusión de nuestras responsabilidades con cierta aceptación popular. Podrá haber leyes que sean más o menos permisivas en cuanto al aborto, pero el dilema moral seguirá siendo el mismo.
            Descarto de manera radical la continencia sexual de los jóvenes como solución a este problema. El sexo debe ser un medio para la comunicación de la pareja, el crecimiento personal, el desarrollo de una vida plena sin frustraciones o la superación de complejos propios. Con una vida sexual sana somos más felices. Por otro lado, se debe ser consciente de los riesgos de embarazo o de enfermedades de transmisión sexual que ello conlleva. Una educación sexual integral, sin tabúes ni dogmas, continuada y actualizada debe ser la idónea para que la juventud (y la población en general) esté preparada para afrontar su sexualidad de manera responsable.
            Flexibilizar las leyes del aborto no va a conducir de por sí a un descenso de esta práctica de dudosa moralidad. Sin embargo la educación de la población para que actúe de manera responsable con conocimiento de causa y, sobre todo con un mayor compromiso que incluya una actitud responsable de ambos sexos seguro que sí repercutirá en su descenso. 

martes, 3 de enero de 2012

Candor felino

Miau y me miras con pupilas abiertas.
Hipnotizas mi voluntad y quebrantas
la dureza del que ayer adusto en sino,
flojea hoy con tu grácil contorneo.
Te pegas y me ablandas con ronroneo
que continuo vibra al calor de mi abrigo.
Para ganarme, muestas interesada
tu repertorio de gracias y bellezas.