¿Por qué estalla un tequiero en mi mente,
espontáneo, transparente, sincero,
indefinido, dirigido a nadie, inocente?
Surge de la nada, en soledad. Entonces,
me acurruco dentro de mi cama y soy feliz.
No sé porque lo hago, simplemente lo siento.
No hay razón que determine el gesto.
En otras ocasiones aparece, brota
y se asienta en un nudo de garganta
que intenta explotar por la boca
y dirigirse a quien está a mi frente
compartiendo conmigo una amistosa charla.
¿Sería inoportuna la muestra de afecto
por poco convencional e inesperada?
Notar que va creciendo desde la raíz,
inflamando el pecho, hace que goces.
De repente se te humedece la nariz,
emocionado por el placer inesperado
que causa darse cuenta de lo simple
que puede ser la vida cuando se quiere.
Querer no de voluntad sino de facto,
incondicionalmente, como en un estado
donde el cariño se derrama a cada paso,
como el olor propio que deja marca.
Mayo 2011
Lugar donde comparto mi afición a escribir, sobre todo Poesía. Espero que lo disfruten.
viernes, 13 de mayo de 2011
viernes, 6 de mayo de 2011
Ya lo sabía
No fue una sorpresa, y sin embargo,
quise pasar el mal trago nuevamente.
Esta vez se me antojó casi dulce
oírte decir las mismas cosas que me aniquilaron,
que luego negaste y que ahora das por evidentes.
Paradojas…
¿Qué coño he de hacer ahora?
¿Sentirme culpable por haber estado ciego de amor,
por no querer abandonarte aun sufriendo,
por intentar tratarte como una frágil joya
temiendo que en cualquier momento quebraras?
No me arrepiento de nada.
Al contrario que tú,
me enorgullezco de cada momento pasado a tu lado
porque
SÍ,
fui sincero.
Fui YO, incluso
cuando hasta yo dudaba
si continuaba siendo el mismo
o un engendro metamorfoseado,
adaptado a un medio peligroso.
Mentiría si negara que, en cierta manera,
disfrutaba siendo tu pañuelo de lágrimas.
Quizá hoy disfrutara por la misma razón.
La desazón de antaño devuelve un aroma de melancolía.
Pufffffffffff
¡Ya sé que no tengo remedio!
6-5-2011
quise pasar el mal trago nuevamente.
Esta vez se me antojó casi dulce
oírte decir las mismas cosas que me aniquilaron,
que luego negaste y que ahora das por evidentes.
Paradojas…
¿Qué coño he de hacer ahora?
¿Sentirme culpable por haber estado ciego de amor,
por no querer abandonarte aun sufriendo,
por intentar tratarte como una frágil joya
temiendo que en cualquier momento quebraras?
No me arrepiento de nada.
Al contrario que tú,
me enorgullezco de cada momento pasado a tu lado
porque
SÍ,
fui sincero.
Fui YO, incluso
cuando hasta yo dudaba
si continuaba siendo el mismo
o un engendro metamorfoseado,
adaptado a un medio peligroso.
Mentiría si negara que, en cierta manera,
disfrutaba siendo tu pañuelo de lágrimas.
Quizá hoy disfrutara por la misma razón.
La desazón de antaño devuelve un aroma de melancolía.
Pufffffffffff
¡Ya sé que no tengo remedio!
6-5-2011
Suscribirse a:
Entradas (Atom)